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El amor

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El amor

El amor viene en todas formas y tamaños; en todos los colores, sabores y texturas posibles; te atonta, te entorpece, te hace olvidadizo pero sobre todo, te ilumina, te enriquece y te despierta.

El amor te da muchas preocupaciones pero en el fondo todo es paz. Te quita el sueño pero amaneces descansado. Te da dolores de cabeza pero fuerza para enfrentar todo. El amor te inspira, te nutre, te hace sabio. Te quita el hambre, te pone ojeras y te despeina pero admítelo, nunca te habías visto tan increíblemente bien.

Si amas, admiras pero no envidias. Celas (es inevitable) pero no destruyes. Creas mundos, fantasías y realidades. Ves el futuro y dejas descansar a tus fantasmas del pasado.

El amor te cura y tú, amor, me has curado.

El día más odiado

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Cuando escribo esto, faltan terribles 59 minutos para el día más temido de los que autoproclaman *Forever Alone*, el 14 de febrero, comience: ese día que no se le puede dejar a medias en el corazón de las personas: lo aman o lo odian.

Igual que la absurda pelea entre «poperos» y «rockeros», el amor u odio por el 14 de febrero me parece simplemente bobo. No sé si las personas que lo odian, se deprimen y se autocompadecen de su triste y miserable vida cada vez que llega el terrible día, se habrán dado cuenta que es un día más; que la miel, los corazones, los osos de peluche, los globos, las tarjetas y toda la parafernalia que lo rodea es un [sarcasmo: on] maquiavélico y mañoso plan [sarcasmo: off] de las malignas corporaciones para atrapar a enamorados inocentes y auténticamente deseosos de hacer feliz a su pareja. Pero bueh, digamos que es un poco verdad ese asunto, la mercadotecnia alrededor del día es impresionante y más envolvente que el mismo festejo.

Yo creo, en mi muy personal y absurdo punto de vista, que el 14 de febrero es un día para que todos aquellos a los que les ha ido mal en el amor se tiren al piso y que alguien más venga, les de unas palmaditas en la espalda y les diga: «There, there» como Sheldon Cooper y se sientan en un episodio de TBBT.

La vida es más que amor de pareja, pero nos esforzamos porque ESE sea el único y exclusivo amor que nos debe importar, que debemos celebrar. Digo, ya para seguir en el plan, chequen:  «El Dia Del Amor y La AMISTAD«, ¿se fijaron que le puse mayúsculas a «AMISTAD«?

¡Claro! ¡No sean zoquetes! Si no tienen pareja, celebren a sus amigos, déjense celebrar por sus amigos porque ellos son los que los soportan cuando están de insufribles compadeciéndose por no tener novio/novia. Amen a ese único mejor amigo/amiga que tienen porque nadie, absolutamente NADIE los soporta cuando la lástima se apodera de ustedes en ese horrendo día de catorcena y se quedan sin los demás «amigos», lo pongo entre comillas porque obviamente si ellos huyen cuando se ponen emos, es porque definitivamente NO son sus amigos. ¿Captan o todavía no?

Acuérdense que tienen familia, y que algunos de sus miembros a veces actúan como amigos, como confidentes. ¿Que  no recuerdan el «A la prima se le arrima»? Miren, para que a la prima «se le arrime» tuvieron que ser amigos, ¿no? ¡¡Pues vayan y celebren a la prima!! Chance y les toca «arrimón» de nuevo. Si está casada no vale.

El 14 de febrero es un día de 365 que tienen para sufrir y revolcarse en el fango de su soledad, así que, ¿qué les hace pensar que el proclamado día «del amor y la amistad» tiene que ser un día especial? BULLSHIT!

¿Qué les hace pensar que son diferentes por sentirse mal amados y traicionados ese día? No los son, ¿eh? TODOS somos mal amados y traicionados por amores y amigos todos los días. TODOS tenemos amores mal correspondidos, platónicos y traicioneros. A TODOS nos ha ido mal. SIEMPRE.

Por supuesto que hablamos de los que nos toca, de lo que vivimos. No soy nadie para hablar de amor; de hecho, cof, cof… me leen, cof, cof… Así que este no es el lugar más adecuado para expresar mis opiniones pero, he sido abandonada, mal correspondida, traicionada y sé en en algún momento de mi futuro seré abandonada nuevamente, que partirán mi corazón en mil pedazos y sentiré como cada una de mis extremidades es arrancada hasta creer que el dolor es lo único existente en mi vida. Sé que me traicionarán muchas veces, y no hablo de amores. Sé que estaré sola muchos 14 de febreros, pero no me atormenta, no me tira al piso el dolor, no me mata.

La vida está hecha de los miles de momentos, anécdotas, situaciones y recuerdos que van más allá de simplemente celebrar un día al año. La vida, dice John Lennon, es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes, y sí estás demasiado ocupado en sentirte miserable y solo un día del año, debo decirte hay algo mal en tus prioridades.

 

 

 

 

Ya no más

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Ni cómo desahogarme, ni cómo gritar o contarle a alguien. Todo se vuelve un grito ahogado que se pierde en mis pensamientos. Por más que trato que mi año terminé un poco mejor, como verán, se pone peor.

Ya sé que por pérdidas no vamos a parar, que toda la vida la pasamos perdiendo cosas, mascotas y personas; que vivimos de duelo en duelo hasta que le toca a alguien más vivir el nuestro. Pero de verdad, no creo todavía merecer ciertos descalabros a mi edad. No es que lo crea injusto o me de golpes de pecho, ya sé que hay personas que siendo más jóvenes sufren más que yo; sin embargo, uno siempre verá sus problemas más grandes que los de cualquier otro ser humano insignificante que habite este pequeño planeta (¿ven?).

Lo malo de mis problemas, es que la mayoría están en mi cabeza: no puedo quejarme porque se me mueran familiares a diestra y siniestra, ni por dinero (de ese nos quejamos todos y seguimos en las mismas). Mi única pérdida considerable fue mi gata y ella sí que me va a hacer falta este fin de año. Me va a hacer falta para consolarme y acompañarme en mi siguiente corazón roto. Y sí, ese es mi problema: mi pobre corazón, probablemente, será roto de nuevo. Las cosas están cambiando y cuando uno de los dos se vaya de aquí, sé que las cosas se van a terminar, o por lo menos, se irán consumiendo poco a poco cual vela encendida encerrada en un vaso de cristal.

Todo muere, con o sin nuestra aceptación; todo se acaba, lo hagamos nosotros o no terminar. Ahora siento que estoy muriendo, siento que otra parte de mi corazón está a punto de ser arrancado sin anestesia, y bueh, con anestesia de todos modos dolería después del efecto de ésta.

No soy del tipo de personas que cree que la vida se empeña en hacerle daño, o de echarle la culpa a todos de sus problemas, incluso a Dios. De esas cosas no soy responsable en gran medida y no tengo ningún contro sobre ellas. Pero sí tengo control sobre mi, sobre mis sentimientos y mi manera de actuar; puedo decidir lo que quiero y lo que puedo hacer con mi cuerpo y mi cerebro. Seguramente lo he dicho aquí, pero en verdad sólo me han bastado dos (tres si cuento algo muy platónico, stalker y enfermo) hombres en mi vida para decidir: no quiero enamorarme más. No de nuevo ni de esta absurda manera. No quiero más sufrimientos innecesarios porque de pronto aquel que decía amarte con todas sus entrañas descubre que no te quiere tanto como su tierra natal, o su familia, o cualquier cosa que te haga despertar y darte cuenta que no eres indispensable en la vida de nadie; que nadie te querrá tanto como para estar siempre a tu lado como lo pintan los cuentos de hadas.

Ya no creo en el amor para siempre. No más. El siguiente año debo ser capaz de controlar mi absurdo cerebro para no caer en la misma trampa de nuevo. Y miren, no me arrepiento de lo que he vivido, soy lo que he vivido y sentido. Me ha encantado amar a las personas que he amado y probablemente seguiré amando siempre. No cambio esos momentos por nada, ni siquiera pretendo en la forma más emo posible, borrar todos los posts llenos de melcocha que he escrito.

Así son las cosas, mi primer propósito de año nuevo es: NO HAY OTRO CORAZÓN ROTO. NO PARA MI.

Y de los pendejos es el Reino de los Cielos

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Y somos pendejos. No rezonguen ni se enojen, lo somos cuando estamos enamorados. Y no hay fuerza ni persona en el mundo que nos haga pensar o sentir lo contrario a lo que creemos o sentimos.

Si el amor es bien correspondido, podemos ser humillados, señalados, ridiculizados, o sea, nos maltratan, pero «ñe, es bien buena onda, si lo conocieras sabrías». Y ahi tienen a uno babeando por el mugroso o mugrosa en cuestión. «Es que es casadooooooo», «ay, pero si sufre en su matrimonio, lo tratan mal. No come, no le lavaaaaaan». Ajá, todo ajá. Yo ya no creo nada. Quien está, está por gusto y se acabó. Porque le encanta ser tratado mal o bien porque le encanta tirarse al piso para que otros lo levanten.

Somos bien pendejos porque no vemos más allá de nuestras doblemente adolescentes narices y nomás sufrimos por una/uno ¡ay, dolor!

¡¡Muere, maldito querubín del demonio!!

Y luego tienen el caso de la pobre pendeja que quiere al que no la quiere. Inocente pobre amiga. Y tarada, y burra, y sosa, y estúpida y-agreguen-adjetivocalificativo-que-quieran. Suspira, llora, se retuerce en su porquería de «un día me va a querer. Un día verá lo que tiene enfrente. Un día (cuando se le quite la pendejez al otro) verá que somos el uno para el otro y seremos felices». Pendeja ingenua, digo yo. Porque a aquel nunca se le va a quitar su pendejez.

A veces, cuando más pendejos estamos, sufrimos con el inocente incauto de nuestros placeres hormonales como si fueramos él/ella, o sea, «pobrecito(a), se debe sentir tan mal, allá, solo, vulnerable, *suspiro* AAAAAAaaaaaaahhhhh *suspiro*»; sentimos en carne propia su dolor por alguien más, porque ese dolor lo estamos sufriendo al mismo tiempo. Y doblemente pendejos.

Ah, pero la pendejez no acaba ahí, porque luego resulta que uno se enamora de puro adefesio. Y mientras todo mundo insiste en decirte que eres un pendejo (de maneras más amables) por enamorarte de «esa cosa», uno sigue insistiendo en que lo hermoso de esa persona es su interior y no el exterior purulento que todos ven. «Esos granitos ni se ven, además, cuando tenga 25 apenas se va a notar», «Que no, no es feo. Mira, quítale los frenos, los lentes y esa pequeña jorobita, ¡¡ se ve taaan guapo!! Cómo chingaos no». Y ahora triple pendejez, ¿saben por qué? Porque cuando crecemos y nos damos cuenta de que «eso» era nuestra dicha de cada tarde queremos ser asesinados, cometer suicidio, o escondernos de nosotros mismos en el menos feo (jijiji) de los casos. Triples pendejazos.

Pero ni modo, así es el amor: pendejo. No me vengan con lo contrario. Lo podemos cambiar tomando decisiones inteligentes (cosa difícil pero no imposible). Porque el amor tiene su parte racional, o su parte de ‘supervivencia’. Alguna vez, hace chorricientos años cuando era yo una puberta bien pendejeta, me ‘enamoré’ de alguien que sabía que no me convenía porque nuestras vidas eran muy distintas y tenía muy claro que eso no era bueno para mi. Enamorarse por decisión dice Jalex. Claro, con eso de que el amor es ciego lo tenemos bien difícil.

Suficiente

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El fin de semana fue bastante revelador para mi. Basta decir que creo que por fin llegué a una conclusión. Tomé la decisión que me ahorrará dolores de cabeza futuros.

No he sido mujer de muchos hombres, hasta ahora hay solo dos reales en mi vida. Uno me tuvo y me dejó ir, el otro me tiene y pero yo no lo tengo. Y bueno, hay más intentos que se quedaron en eso, meras intenciones de algo que no llegó a ninguna parte. Pero así como no he sido mujer de muchos amores, los que he tenido han sido los ejemplos más fuertes de casi cada tipo de relación (normal, por llamarla de alguna manera) sentimental que tiene un hombre y una mujer. He pasado de ser la ‘mamá’ a ser la amante, de ‘hermanita’ a ser meramente el objeto sexual, el premio deseado. He sido algo así como la esposa y también he pasado por la etapa del cortejo bonito y romanticón. He tenido peleas: desde esas ligeritas con tierna reconciliación a otras en las que me he tenido que tragar el orgullo con tal de no perderlo (a él). He experimentado muchas emociones: odio, tristeza, deseo, decepción, mucho amor, abandono, ternura, coraje, impotencia, y mucha pasión.

Pero también creo que he tenido suficiente. Casi tengo 30 años y muchas cosas en qué pensar, cosas más importantes que una simple relación. Me encantan los hombres, lo amo, los deseo; pero mis heridas son cada vez más profundas y dolorosas. La gota que ha derramado el vaso es ese otro ‘él’ que ronda mis pensamientos día y noche. Ese por el que he ‘particionado’ mi corazón porque sé que mi ‘él’ presente se irá. Y ahí está, haciendo ruido constantemente en mi subconsciente sin dejarme en paz.

De no tener nada a tener todo, de no ser nada a serlo todo para alguien y de querer y no ser querida. Todo ha pasado por mi, sobretodo lo último. Me siento cansada de perseguir lo imperseguible, de buscar algo que no sé si realmente busco, de pretender a lo inexistente y de tener lo que nunca me ha pertenecido. Me he hartado de ser siempre la eterna amiga: la que sabe de música, libros y cine pero no sabe de amor. Estoy hasta la madre de que la apariencia siempre importe más que los sentimientos y que las mustias nos ganen a las francas.

Así que antes de mi milésimo corazón roto he optado por hacer las cosas más sencillas y al término de mi relación actual pienso no buscar más. No creo tener el temple necesario para volverme monja, ni creo que sea honesto volverme una por puro despecho, no es justo para nadie menos para diosito que está en los cielos; no planeo ser la viejita amargada con 50 gatos porque no estoy segura de siquiera poder mantener a uno. Seguiré con la vida tal como viene. No voy a ponerle candado el condominio caro que se ha vuelto mi corazón. Si el amor se tropieza frente a mi, pues lo tomo y ya. Pero yo no quiero buscarlo. No más.

He tenido suficiente de ti que no aguantaste estar lejos. Tengo ya suficiente de ti que cada vez que te veo y recuerdo que no eres mio siento que me arrancan el corazón y de ti… de ti no he tenido suficiente, pero basta que seas un simple pensamiento que no me deja a ninguna hora del día para querer huir lejos de todos. BASTA.